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Coma

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Peketigregirl's avatar
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Coma

Lo volvió a soñar…esa maravillosa tierra encantada que solamente habita en sus sueños. Despertó decepcionada de la triste realidad y con coraje golpeó su almohada. Parecía furiosa, enojada, llena de ira y desilusión, para después cambiar a un gesto triste y  de derrota, igual que el puchero de una dulce niña que acabar de ver roto su juguete favorito…

Adela, a pesar de tener dieciocho años, sigue teniendo un corazón infantil y ganas de ser una gran escritora algún día, incluso pensaba en hacer su propia serie basada en lo fantástico, no había día en que no pensara en que la vida era un gran cuento sin fin, y que todos que la habitaban eran sus personajes, protagonistas y antagónicos, héroes, víctimas y victimarios, una historia sin fin ni señales de acabar…

Pero Adela, a pesar de ser bendecida con el don de crear historias, había sido maldecida con un terrible mal que la agobiaba…ella estaba obligada a vivir en dos mundos distintos, uno de ellos ella lo había creado, y en el otro ella fue creada. Por desgracia ella no tenía el poder de un dios para decidir cuándo, dónde y como hacer su vida, donde permanecer…al parecer aquel mundo que ella había creado solo debía permanecer como una fantasía.

Todo aquel mundo era invisible, intangible e inexistente, pero al mismo tiempo era real…tan real como ella. Lo recordaba, el cielo de aquel hermoso lugar pintaba de distintos colores y no se limitaba a un azul como el mundo que la había creado.  El ambiente se sentía húmedo, con un leve roció que empapaba su piel blanca combinado con un olor a rosas y tulipanes, las cuales se encontraban sembradas por todo el terreno, de distintos colores jamás imaginados, como azules, rosas, verdes, moradas, etc…Y las distintas criaturas mitológicas con las que ha poblado mi tierra soñada habitan en ella convirtiendo cada uno de los días en una nueva historia por contar.
Todas y cada una de las noches de sueño, Adela viajaba a aquel sitio soñado creado por ella misma, aquella tierra que ella misma había apodado Terra Mirum, era su refugio de la realidad que la acogía.

Golpeo su almohada, llena de coraje, por tercera vez y resignada se levanto de su cama sin despegar la mirada del piso, cabizbaja y ahogada en el coraje de que todo lo que ella ha creado…no existe.

Se puso su uniforme escolar color gris, y camino con paso lento directo a la escuela, atravesando los laberintos de asfalto. El semblante de Adela era indiferente, vacio, monótono, todo en ese sitio era igual. Nada había cambiado, cada grieta, cada pedazo de basura en su lugar, ni siquiera una fresca brisa que causara un poco de movimiento en el lugar, al parecer el único ser viviente, pensante e independiente era Adela.

El día siguió, sin cambio alguno, todos en el salón de clases parecían marionetas, firmes, y sin movimiento. Ni siquiera las palabras habían cambiado, todo lo que Adela escuchaba en el día entero era "hola", "Buen día" y el muy odiado "Hasta mañana", ya que esa frase era señal de que el día siguiente seria el mismo que el día anterior, como un ciclo que gira sin señales de acabar.
Era desesperante, tener que despertar todos los días para pasar por el mismo tormento, por el mismo color gris, el mismo aire con aroma a hierro y asfalto, las mismas personas de pocas palabras y mirada indiferente. Adela se sentía una hormiga roja en una colonia de hormigas negras, ese no era su lugar. Ella pertenecía a Terra Mirum,  ella fue su creadora, se sentía  una reina sin reino, una Diosa sin gobernar, una más del montón, sin nada especial o diferente.

Por fin la bendita noche llegaba, y era momento de viajar a Terra Mirum. El sueño pronto termino venciéndola, y nuevamente se encontraba corriendo bajo aquel cielo multicolor, mientras un grupo de hadas y otro tipo de criaturas la seguían a sus espaldas. El aroma a rosas y vainilla la envolvió, y una gran sonrisa se pinto en su rostro. Rió igual que una pequeña niña que recién acababa de abrir su regalo de cumpleaños, era un alivio estar en su hogar. Se dejo caer en las flores debajo de sus pies, sintiendo como su pesado cuerpo caía en una gigantesca almohada ante el impacto. Se revolvió en las flores y varias de las hadas que la acompañaban la rodearon, mas de repente algo nuevo acababa de ocurrir.
Las hadas se alejaron al igual que las otras criaturas, y un leve rayo de sol ilumino una figura que se acercaba a Adela. Ella se puso de pie rápidamente al notar que la figura era nada más y nada menos que un ser humano.

Eso debía ser imposible, no había más humanos aparte de Adela en Terra Mirum. Era un lugar exclusivo para ella y su imaginación, un lugar creado a su propio gusto. Entonces ¿Quién era aquel extraño personaje? Finalmente Adela, asustada, se escondió detrás del árbol que se encontraba a sus espaldas, y se refugió ahí esperando a que la extraña figura desapareciera o siguiera su paso de largo.

Comenzó a sentir nervios y ansiedad, mas no miedo. En ese lugar no existía el miedo para ella, pero no podía dejar de preguntarse Quién era ese sujeto y como había llegado a Terra Mirum. Fue de repente que sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando en un abrir y cerrar de ojos Adela tenía al extraño personaje postrado frente a ella como si hubiera caído majestuosamente de la copa del árbol directamente hacia ella.

Parecía alguien tranquilo, era un chico de su edad, tenía un cabello oscuro, un flequillo que tapaba su ojo izquierdo, su otro ojo pintado de marrón la miraba con curiosidad, tenia guantes rojos y un extraño traje medieval del mismo color y en sus manos tenía un pétalo de color azul.
Adela quedo extrañada un momento, y un leve rubor llego a sus mejillas cuando el extraño personaje, antes de desaparecer misteriosamente del mismo modo en que llego, le dio un pequeño beso en la mejilla derecha de su pálida piel, dejándola con el pétalo azul en las manos y el corazón flechado.

Fue entonces que, de golpe, Adela había despertado de su sueño, y agitada se había dado cuenta de que por fin había amanecido. Parecía que Terra Mirum se había vuelto más que una fantasía, ahora era su mundo, un mundo que poco a poco evolucionaba al grado de crear por si mismo nuevos personajes y criaturas, en este caso el joven vestido de rojo y con mirada profunda que había impresionado indescriptiblemente a Adela. Ella se relajo un momento tratando de asimilar lo sucedido, pero al voltear su mirada a la mano se dio cuenta de que, justo en la palma, tenia posada delicadamente el pétalo azul que había recibido en sus sueños.

-¡Era real!-Pensó Adela observando el pétalo. Realmente estuvo ahí, ese caballero rojo en verdad existía y por primera vez había logrado lo que ningún otro soñador o escritor había conseguido….Dio vida.

Tomo el pétalo y decidió guardarlo donde nadie lo viera y lo fuera a tirar, y suspiro con rubor carmesí en sus mejillas, sin despegar la mirada del caballero rojo. Esperando ansiosa la hora de volver a dormir para verlo una vez más

Paso el día entero con desesperación, no despego su mirada del reloj todo el día para llegar a su hogar y poder viajar nuevamente a Terra Mirum, esperando encontrar nuevamente al caballero rojo para, esta vez, saber quién era o de donde venia y dejándose caer por el sueño, volvió a dormir y se encontró tirada en el campo de tulipanes purpuras. Y ahí lo encontró, postrado bajo el mismo árbol, con su traje rojo y su mirada de ojos marrones que la hipnotizaron al instante. Por un leve momento,  sonrió cuando se dio cuenta que Adela había llegado y se acerco a ella con un pétalo azul nuevo para obsequiarle a la joven de piel pálida.

Esta vez no desapareció, el caballero rojo hizo una leve reverencia hacia Adela, quien era la creadora de Terra Mirum, por lo tanto, su reina y soberana, y le hizo una señal con las manos para que se sentara en una roca de cristal que posaba a lado de un rio cercano al árbol.
Adela ahora tenía un nuevo compañero con quien disfrutar las maravillas de Terra Mirum. Todos los días era una nueva historia, una nueva criatura, y un nuevo pétalo. Cada día sin falta, el joven de rojo le daba un pétalo azul, a tal grado que pronto Adela tenía que todos los que había juntado se le caían de las manos, y lo curioso era que ninguno de estos se marchitaba. Permanecían suaves y vivos a pesar de la falta de agua y el correr de los días, era un verdadero milagro que nadie entendería, ni debería saber, por eso Adela escondía los pétalos en el cajón de su habitación. No entendía porque solo le daba pétalos, pero para ella eran como migajas de oro que debía atesorar, ya que habían tenido contacto con los guantes rojos del caballero que la visitaba cada noche en Terra Mirum.

Si antes le gustaba viajar a ese mundo, ahora deseaba nunca despertar y permanecer ahí  todos y cada uno de sus días. Era exasperante, parecía que al dormir despertaba en el mundo donde debía estar y al despertar, tenia pesadillas con el mundo real y monótono donde fue creada. Todos los días era la misma rutina, despertar, ir a la escuela y regresar. Adela no gozaba de amigos que la invitaran a salir ya que a ella le parecían superficiales y vacios. Ninguno había conservado esa imaginación y magia que tanto le gustaba, todos habían abandonado aquellos sueños y ese don de crear solo para hacerse parte de un "mundo de adultos" falso, donde no existe Terra Mirum y jamás existirá.

Estaba decidida a sobrevivir en aquel lugar gris, aquella prisión terrenal que la separaba de su reino y su caballero rojo, solo deseaba dormir para siempre, cerrar los ojos y dejarse ir. Fue en una tarde que todo había cambiado para Adela. Otra vez ella salía de la escuela y corría desesperada por llegar a casa y regresar a Terra Mirum. Solo corrió, sin mirar atrás ni a los costados, tenía el objetivo en su mente, ya podía verse a si misma nuevamente tirada en los campos de tulipanes o sentada en la roca de cristal. Pero tan ocupada estaban sus pensamientos y tan grande era su deseo de volver a casa, que no fijo su mirada en el semáforo que marcaba la luz en verde, por lo tanto Adela cruzo sin ningún miedo la calle y sin poder ignorar el ruido del motor de un camión acercarse a ella, volteo sus ojos hacia el par de luces amarillas que la cegaron, seguido de un fuerte golpe y luego un total silencio a sus oídos.

Estaba tan oscuro que no podía ver nada, por un momento quiso pensar que todo era un simple sueño, que quizás estaba en Terra Mirum y había anochecido, pero luego las voces ensordecedoras alrededor la abrumaron. Se escuchaba las sirenas de las ambulancias, varias voces femeninas que gritaban "doctor", el ruido metálico de una camilla de hospital corriendo por los pasillos y los tonos y sonidos extraños de los aparatos alrededor de ella.

-Parece estar en coma-Dijo una voz grave.

-¿Y cuando despertara?-Se escucho una voz femenina
.
-Puede que nunca lo haga…-Repitió la voz grave.

Coma…Adela ahora estaba en coma. No estaba despierta, tampoco estaba dormida, pero si consiente.

Adela sintió las ganas de gritar pero sus labios no se movían. Deseaba golpear la almohada pero sus manos no le respondían, deseo llorar pero ni siquiera podía abrir los ojos. sus piernas le exigian una pradera o campo por el cual correr pero permanecian inmoviles y sin señal de tener vida. Su cuerpo reposaba calmado, sereno, tranquilo, cuando en su interior se desataba una tormenta de exasperación.
Solo veía oscuridad, ni siquiera estaba dormida, ni siquiera podía refugiarse en Terra Mirum, permanecía atrapada en una prisión carnal sin poder liberarse, sin encontrar la llave o el cerrojo que la mantenía atrapada.

¿Dónde estaba su caballero rojo? ¿Qué tal si Terra Mirum desaparece con su estado de coma? Adela se resignaba a llorar lágrimas invisibles en el mudo silencio que la acompañaba.
Solo se resignaba a esperar a despertar o a morir. Pero de pronto, la oscuridad a su alrededor comenzó a disiparse mientras un rayo de sol paseaba frente a ella. Adela se altero ante aquello, y retrocedió. Miro sus manos y su cuerpo por primera vez en mucho tiempo. La oscuridad había sido tan densa que ella había olvidado su propia apariencia. Pronto mas rayos de luz aparecieron de la nada hasta que se convirtieron en un enorme manto que pronto ilumino los pies de Adela, revelando el pasto húmedo y bañado en roció de Terra Mirum.

-¡Estoy en Terra Mirum!-Pensó ella alegre.

Pronto a su derecha encontró la piedra de cristal y se vio rodeada de las simpáticas criaturas que recibieron a su reina, alegres y felices. Parecía que una ciudad entera se había reunido en el mismo sitio para recibir a su creador, celebrando y regodeándola de la dicha y la alegría. Adela sonrió sintiéndose aceptada y derramo una lagrima de felicidad…
Fue entonces cuando las criaturas se abrieron paso para dejar entrar al que conocía como el caballero rojo. Quien sostenía en sus manos un tallo verde recién arrancado del suelo, sonriendo hacia Adela. Lo vio venir hacia ella, su flequillo negro, su sonrisa encantadora, su mirada profunda, y su traje carmesí.

Tomo delicadamente la mano de Adela y sorpresivamente, en su palma reposaban todos y cada uno de los pétalos que anteriormente el caballero rojo le había obsequiado. Aquel joven tomo los pétalos de Adelas, e igual a un rompecabezas, comenzó a acomodarlos en el tallo hasta formar frente a  su soberana una rosa azul, radiante, viva, y celestial, dejando sin palabras a la joven de piel pálida.
El caballero, al igual que todas las criaturas se hincaron ante ella, y alzo la rosa azul mirándola con sus ojos marrón.

-Quédate-Susurro el personaje vestido de rojo extendiendo su mano hacia Adela, esperando a que ella la tomara.

Hubo un silencio total que paralizo a las masas, incluyendo a la misma joven. Sentía todo tan real, tan vivo, muy alejado del término "fantasía". La joven de piel pálida, tomo la rosa azul con sus dedos, lastimándose un poco con el tacto de las espinas, sonrió gustosa a su caballero, y poso su mano blanca sobre la mano enguantada del caballero rojo.

-Acepto-Susurro ella.

Las maquinas del hospital marcaron que el cuerpo de la chica ya no tenía pulso cardiaco. Todo indicaba que se había ido. La joven Adela de piel pálida que había permanecido en estado de coma, atrapada como una prisionera en su propio cuerpo, se había liberado de las cadenas que toda la vida la aprisionaron al mundo terrenal, gris y monótono. Los doctores, después de varios intentos de resucitación, ordenaron a las enfermeras sacar el acta de defunción, y declarar a Adela muerta…pero se había ido a un lugar mejor. No podría llamarse el cielo, tampoco el infierno…ella había ido a donde pertenecía…aquel mundo al que considero como su hogar, y siendo una simple soñadora logro hacer lo que casi nadie ha podido, crear…dar vida, formar algo tan real como lo era ella…aquel mudo llamado…Terra Mirum…


                                                       Fin
LAAAAAA ESCRITOORAAA REGRESAAA GENTE!!
AHORA CON UNA NUEVA HISTORIA
usualmente suelo publicar fics de El Tigre :) pero ahora es tiempo de traerles algo que es totalmente mio.
ahora les traere algo qeu escribi hace mucho tiempo. Un poco
raro quizas, pero es algo que vino del corazon.
oh, y fue inspirado en un sueño que tuve, en alguien especial.

Todos deberan recurrir a su niño interior para entender esto.
especialmente aquellos que crecieron y que aun gozan de la
animacion y de las caricaturas.
Mejor dejo de parlotear XD y lean esta historia de DA.SOLO
ojala y sea de su agrado, pero les dire...viene del corazon.



CUIDENSE!!! Y ESTA HISTORIA YA ESTA PROTEGIDA BAJO LOS DERECHOS DE AUTOR ¬¬ asi que no sean ratas!!!
noS VEMOS
BYE!!

ATTE: Ame :heart:

Todos los personajes de esta historia son originales y pertenecen a mi :iconpeketigregirl:

Oh NO SE OLVIDEN DE LEER EL COMIC DE :iconziro-wolf:!!!

PRONTO HABRA SECUELA GENTE!!!

:icondonotuseplz::iconmyartplz:
© 2010 - 2024 Peketigregirl
Comments21
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superfan12's avatar
es lindo y triste......es una historia hermosa TT-TT